




En mi pueblo, en cualquier bar, como decía Iñaki. Y es cierto, leches.
No creo que en Barcelona se salga a tomar algo solo de dos en dos, o de cuatro en cuatro.




Aquí estamos refugiados en un vasco de la calle Princesa, mientras está lloviendo a mares en el exterior. Cuando tomamos café (por fin) por la tarde, a los niños les pedimos descafeinado. A Elisa tanto le llamó eso la atención que, cuando para la cena, yo pedí cerveza sin alcohol... ella pensó que era para Irene. En realidad lo que está bebiendo ella es un mosto.
Otra vez nos tuvimos que repartir en tres mesas.

Esta es mi mesa. Ahora Irene ha tomado el relevo de los testimonios gráficos. En este viaje, ha sido ella la que ha hecho los dibujos. En este figuran, de izquierda a derecha: yo (con tacones, hecho curioso), Irene, Vanesa (con el dibujo del ojo de Horus en la camiseta), Elisa, Mariano (fijaos en el pelo), debajo de él Andrés (Irene dice que está corriendo, con el pelo al viento ) y a su izquierda, Arturo (con la medalla de la carrera).
Este dibujo tiene lo suyo. Mariano nos estaba diciendo que por bien que dibujes, resulta muy complicado dibujar un caballo y que si hiciéramos la prueba, nos reiríamos un rato. Irene se prestó a ello y dibujó dos caballos.
Entonces mi primo le pidió que dibujara dos jacas. Irene entendió dos cacas. No se que pensaría la niña de la petición. Diría que para gustos están los colores, supongo. El caso es que lo hizo. Y ahí teneis el resultado.





Entonces mi primo le pidió que dibujara dos jacas. Irene entendió dos cacas. No se que pensaría la niña de la petición. Diría que para gustos están los colores, supongo. El caso es que lo hizo. Y ahí teneis el resultado.
2 comentarios:
Qué buena fotográfa es Irene.
El mérito es de los modelazos que están posando. Que de donde no hay no se puede sacar ¿o no?.
Publicar un comentario